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Juan Sosa muestra su solidaridad con familiares de Edmundo y Gabriel

Miércoles 18 de febrero de 2015, por Hasta encontrarlos

España, 15 de febrero de 2015.-Mañana se cumplirán 16 meses del intento de ejecución contra mí, mi esposa y mis tres menores hijos en Oaxaca, coincidentemente iniciará por allá la Gira Nacional “Desaparición forzada en México, caso Gabriel Alberto Cruz Sánchez y Edmundo Reyes Amaya, un crimen de lesa humanidad”, por tal motivo creo pertinente denunciar la responsabilidad del Estado Mexicano en esta situación que nos ha obligado a mi familia y a mí a abandonar nuestro país.

Nadín Reyes Maldonado

Recibe un fuerte abrazo desde estas lejanas tierras y paso a lo siguiente:Desde luego que también guarda relación con la desaparición forzada de la que fui víctima en 1998 y la decisión que tomamos mi esposa y yo de no callar lo que nos habían hecho, denunciar y enfrentar al Estado; afortunadamente, después de casi tres años de prisión, el 11 de mayo de 2001 salí libre del primer penal de máxima seguridad en México.

Nuevamente había que decidir qué hacer en libertad y decidimos acompañar a los indígenas Loxicha y al movimiento popular en México; así fue como otra vez observamos cómo el Estado Mexicano arremetía contra el movimiento social en el 2006 en Oaxaca, desactivada la movilización popular eran de esperar los coletazos del dinosaurio.

A principio del año 2007, continuando con la exigencia de libertad para los Presos Políticos de la Región Loxicha, emprendimos nuevas movilizaciones siempre con la amenaza de ser reprimidos.

Leonor, mi esposa estaba embarazada y aquel 25 de mayo esperábamos el nacimiento de nuestra tercer hija; el compañero Daniel Santiago Matías había ido a visitar a los presos y por la tarde, justo cuando nos trasladábamos a la clínica para el parto, recibí su angustiada llamada para informar que lo habían detenido en las instalaciones de La Penitenciaría Central de Ixcotel al salir de la visita y que, con el falso argumento que tenía orden de aprehensión, lo trasladaron rumbo a las instalaciones del Cuartel de Policía de San Bartolo Coyotepec, donde, por más de cinco horas lo torturaron para que confesara lo que supiera respecto a la guerrilla en la Región Loxicha, ignorando todo respecto a la existencia del presencia del EPR en dicha Región, no pudo aporta mayor información que completara el cuadro para quienes teniendo en su poder a Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez, tal vez en las mismas instalaciones, buscaban involucrarlo a él también. De ta modo que cerca de las cinco de la tarde se presentó el comandante Daniel Camarena Flores para decirle al compañero Daniel Santiago Matías que tenía instrucciones del Procurador General de Justicia del Estado, Dr. Evencio Nicolás Martínez Ramírez, de ponerle en libertad.

Hicimos las denuncias correspondientes, Daniel regresó a su comunidad y ante la falta de garantías por parte del Estado para él y su familia decidió abandonar el país rumbo a los Estados Unidos de Norteamérica.

En mayo de 2011, fue publicado este reportaje sobre la situación de las familias en la Región Loxicha, http://www.eluniversal.com.mx/estados/80580.html, inmediatamente después se comunicaron los familiares del compañero Daniel para avisarme que presuntos investigadores federales habían acudido a su domicilio en la comunidad de Tierra Blanca San Vicente, Loxicha para interrogarles sobre el paradero de Daniel y diciéndoles que le avisaran que lo estaban buscando para platicar con él; preguntaron además quién les podrían dar más información y les dieron mi teléfono. Una de estas personas se comunicó conmigo y pidió que nos entrevistásemos para hablar sobre el asunto. Quién se presentó ante mí dijo ser un investigador federal del más alto nivel y que daba seguimiento a la desaparición forzada de los militantes del EPR, Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez, que les interesaba platicar con Daniel porque creían que él tenía mayor información para dar con el paradero de dichos luchadores sociales, comenté que todo lo que Daniel sabía ya lo habíamos hecho público y que era imposible ver a Daniel porque se encontraba en los Estados Unidos; dijo que el Gobierno se comprometía a traerlo y garantizar su seguridad si Daniel estaba dispuesto a testificar ante el agente del Ministerio Público Federal en relación a la desaparición forzada, que si yo quería lo podía consultar con Daniel y nos veríamos posteriormente, argumenté que yo no tenía forma de comunicarme con Daniel y que no confío en las autoridades del Estado Mexicano.

Posteriormente el indígena de la Región Loxicha, Abraham García Ramírez, preso en la Penitenciaría Central de Ixcotel, se comunicó conmigo para avisarme que esta persona lo había visitado para ofrecerle que testificara sobre el mismo asunto y que ellos intervendrían para que saliera libre, que no se preocupara, que además me pedirían a mí que testificara igual que él y Daniel para que viera que el asunto iba en serio, Abraham le dijo que lo comentaría conmigo y que me preguntaran a mí.

Esta persona me volvió a buscar para saber lo que los compañeros habían decidido y para ver si yo estaba dispuesto a ir al Ministerio Público. Sabíamos que nuestros testimonios no abonarían en nada a la investigación y que solamente se trataba de montar una farsa frente a la firme exigencia de presentación con vida de los desaparecidos, de tal modo que dije que no; inmediatamente se notó el cambio de actitud de esta persona y supe que tenía que atenerme a las consecuencias.

Lo primero que sufrieron los presos Loxicha fue el traslado al recién inaugurado penal federal de Miahuatlán y después de las protestas fueron trasladados a Tabasco. Para que se respetaran sus derechos interpuse un Amparo y en espera de que se resolviera estábamos cuando sufrimos el intento de ejecución aquella mañana del 16 de octubre de 2013.

Por las denuncias que has realizado se que han tratado de desactivar de uno y otro modo la exigencia de presentación con vida de los desaparecidos y que, de igual modo que en el caso de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, todo apunta hacia el ejército, es decir a la responsabilidad del Estado por comisión directa; de tal modo que espero que la presente arroje alguna nueva luz sobre el proceso que ustedes siguen enfrentando.

Siento no poder estar por aquellos rumbos para poder seguir acompañándolos, pero, en la medida de nuestras posibilidades, seguimos exigiendo la presentación con vida de todos y todas las desaparecidas en México, un alto a la represión y libertad para las y los presos políticos y de conciencia.

¡PORQUE VIVOS SE LOS LLEVARON, VIVOS LOS QUEREMOS!

Respetuosamente:

Juan Sosa Maldonado


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