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“En México, las autoridades dejan que la sociedad se desangre”, cuenta Nadín. Busca a su padre

Lunes 7 de agosto de 2017, por Hasta encontrarlos

Por Redacción / Sin Embargo
agosto 4, 2017

Un día todo cambió para Nadín Reyes, su madre y su hermano. Nadín levanta la mirada y hace una pausa antes de relatar cómo vive una mujer con un ser querido desaparecido.

Su caso es apenas uno de los que enlutan a más de 30 mil familias mexicanas desde que empezó la guerra contra el narcotráfico. El oficial Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas, con cifras actualizadas a marzo de 2017, contabiliza 30 mil 942 personas de las que actualmente no se sabe su paradero. Del total, 4 mil 814 desaparecieron en el último año.

Por Zósimo Camacho

Ciudad de México, 4 de agosto (SinEmbargo/RT).- Nadín Reyes Maldonado se ha reunido con los últimos secretarios de Gobernación de México, el cargo político más importante en el país, sólo por debajo del Presidente de la República. Pero también ha sostenido encuentros con secretarios de la Defensa Nacional y ha tocado puertas en cuarteles militares, corporaciones policiacas y civiles. Ha recorrido el país y ha caminado junto con otras personas con el mismo dolor. Busca a su padre, Edmundo Reyes Amaya, desaparecido el 25 de mayo de 2007.

Su caso es apenas uno de los que enlutan a más de 30 mil familias mexicanas desde que empezó la “guerra” contra el narcotráfico. El oficial Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas, con cifras actualizadas a marzo de 2017, contabiliza 30 mil 942 personas de las que actualmente no se sabe su paradero. Del total, 4 mil 814 desaparecieron en el último año.

Pero los datos oficiales son vistos con recelo por organismos no gubernamentales, como la Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos (Limeddh), que cifran las desapariciones en más de 60 mil casos.

Las reuniones con los funcionarios siempre son ríspidas, pero Nadín, menuda, tiene el temple para exigir y mantenerse firme. “Lo único que queremos saber es dónde están; qué hicieron con ellos; y que se investigue y castigue a los responsables”, dice en entrevista.

El Informe especial sobre desaparición de personas y fosas clandestinas en México, elaborado por la oficial Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y fechado en abril pasado, reconoce que “el problema de las desapariciones desafía las capacidades y recursos del Estado mexicano para dar respuesta a una situación que no hemos podido superar”.

Además, admite que las desapariciones de personas en México son “un problema estructural” que involucra a distintas instancias del Estado mexicano.

De todo el fenómeno de las desapariciones, destacan 139 casos en los que se ha acreditado la participación de elementos de alguno o de los tres niveles de Gobierno en la comisión del delito, documenta el informe 10 años de desaparición forzada por motivos políticos en México, elaborado por el no gubernamental Comité ‘Hasta Encontrarlos’. Invariablemente las causas de tales crímenes han sido de carácter político. El caso de Edmundo Reyes, padre de Nadín, es uno de ellos.

La desaparición forzada de personas es “una práctica ignominiosa, contraria a la dignidad humana y que implica la negación de todos los derechos humanos”, reconoce la CNDH en su informe más reciente. Además, “es un delito pluriofensivo, que agravia a la sociedad y afecta y atenta no sólo en contra de la persona desaparecida, sino también de sus seres queridos, de sus allegados, quienes al dolor de la ausencia tienen que sumar el vivir con la incertidumbre, la angustia y la desesperación sobre el destino de quien desapareció”.

LA DESAPARICIÓN DE EDMUNDO

Edmundo Reyes Amaya fue desaparecido el 25 de mayo de 2007 junto con su camarada Gabriel Alberto Cruz Sánchez en la ciudad de Oaxaca, capital del sureño estado del mismo nombre, a 466 kilómetros de la Ciudad de México. Ambos son integrantes de una de las guerrillas más importantes del país, el Ejército Popular Revolucionario (EPR).

Realizaban actividades políticas pacíficas cuando fueron delatados, y detenidos por efectivos militares y policiacos. Su detención se mantuvo en secreto y nunca fueron presentados ante autoridades del Poder Judicial. Desde entonces, nada se sabe de ellos.

Todo cambió también para Nadín Reyes, su madre y su hermano. Nadín levanta la mirada y hace una pausa antes de relatar cómo vive una mujer con un ser querido desaparecido.

“Fue un golpe muy duro enterarme de la desaparición de mi padre, pero también procesar todo lo que siguió y entender por qué nos había ocultado su militancia política en un movimiento armado revolucionario”.

Refiere que dejó de tener comunicación con su padre el 26 de mayo de ese año, pues no contestó más al teléfono. Ella y su familia se enteraron en los siguientes días de la desaparición de Edmundo por el comunicado del EPR.

“Yo tenía la esperanza de que no fuera él; que fuera un homónimo, es decir, otra persona con el mismo nombre”.

Un comunicado posterior del EPR, en el que divulgaba los rostros de sus militantes desaparecidos, ya no dejó lugar a dudas.

Nadín estudió pedagogía y en 2007 contaba con 26 años de edad. Era profesora en un jardín de niños.

“Dejé todo por buscar la presentación con vida de mi padre. Fue un cambio completo, de 180 grados en mi vida. Desde entonces dejé muchas cosas en mi ámbito profesional. Y nada ha sido fácil. Al principio también tuvimos que luchar contra el estigma de algunas organizaciones sociales que no nos apoyaban porque mi padre era miembro de un movimiento armado revolucionario”.

Entre las organizaciones que desde el primer momento apoyaron a las familias de los eperristas desaparecidos está la Limeddh. Su presidente, Adrián Ramírez, señala que la desaparición forzada en México “es un problema sistemático y generalizado”.

Para el defensor de derechos humanos, México se encuentra en la más profunda y “dolorosa” crisis de su historia. Se trata de una crisis que está oculta para la comunidad internacional. “Mientras un concierto de países, organizaciones y medios de comunicación se vuelcan en Venezuela, en México dejan que la sociedad se desangre y viva en el luto más tremendo”.

Y es que ni siquiera las 156 recomendaciones en materia de desapariciones que 13 organismos internacionales han formulado a México han servido para combatir el problema.

Ariel Dulitzki, quien encabezó el Grupo de Trabajo de Naciones Unidas sobre Desaparición Forzada entre 2010 y 2017 señala que, en general, “el Estado mexicano ha fallado en sus respuestas en materia de verdad, justicia y reparación”.

Santiago Corcuera Cabezut, expresidente del Comité de Naciones Unidas contra la Desaparición Forzada, advierte que las desapariciones forzadas generalmente van acompañadas de otro delito, el de la tortura. Ambos crímenes “son práctica generalizada en varias regiones del país”


Ver en línea : http://www.sinembargo.mx/04-08-2017...

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