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Carta a Emil Bustamante, a 29 años de su desaparición forzada en Guatemala

Sábado 12 de febrero de 2011, por Hasta encontrarlos

Mi querido hermano Emil Bustamante

Un año más de dolor que provoca tu ausencia forzada de 29 años. La ignominia sigue, y aún así te sigo buscando a vos y a otros 45,000 detenidos desaparecidos.

Por estas fechas las jacarandas empiezan a vestirse discretamente de color lila, en sus ramas se notan sus pequeños retoños y quieren que vos las mirés, se preguntan cada año qué pasa, por qué ya no has caminado sobre la alfombra que hacen cada primavera en las calles de Guatemala. Ellas ignoran que vos, desde hace 29 años estás desaparecido, como miles de mujeres y hombres de nuestro país, y que fue justamente en un lejano 13 de febrero de 1982 cuando te detuvieron en un retén militar y te condujeron al Cuartel General de Matamoros en el centro de la Ciudad de Guatemala, base militar que era comandada por el Coronel FRANCISCO LUIS GORDILLO MARTINEZ, que fue sustituido por el Coronel EDILBERTO LETONA LINARES a partir de que el General Efraín Ríos Montt tomó el poder mediante golpe de estado del 23 de marzo de 1982, lugar donde ese día vos te encontrabas vivo aunque cruelmente torturado, para luego desaparecerte.

Siempre has estado en mis sueños desde que te desaparecieron, nunca te has ido de ellos, con tus 32 años, con tu espesa barba; en cada oportunidad que te voy a preguntar dónde estás, el sueño termina, pero en días recientes sucedió algo insólito,; te vi con vida nuevamente, no era mi inconsciente que me traicionaba, no, estabas frente a mí, te vi acompañando los restos mortales de los condenados a vivir en la miseria en nuestro país, de los desposeídos, de los marginados, te vi en el sepelio de las víctimas de la quema de la Embajada de España en el Cementerio General, aquel 2 de febrero de 1980.

En tu rostro Emil, se observa el dolor y la rabia que te produjo el criminal acto de barbarie que cometieron Donaldo Álvarez Ruiz y Germán Chupina Barahona contra una treintena de personas que iban tras la vida, que querían paz en sus comunidades, que el ejército ya no secuestrara a sus líderes, que cesara la represión; pero los perversos dieron la orden de que ninguna persona saliera viva de la embajada, las quemaron vivas, silenciaron sus voces, ahogaran sus demandas de justicia.

Estás ahí hermano mío, sí, junto a los campesinos, obreros y estudiantes que murieron luchando contra la dictadura militar, aquellos a los que acompañaste en muchas de sus demandas. Fue impactante, es un regalo de la vida en esta larga travesía de dolor, verte cuando aún no te habían arrancado la vida, cuando aún no te habían desaparecido y no se habían robado tu cuerpo cobardemente los operadores de la inteligencia del ejército guatemalteco.

Quise sacarte de ese lugar, abrazarte, decirte lo que te iba a ocurrir, que elevaras tus medidas de seguridad, que midieras tus decisiones políticas, que actuaras con mucha precaución con aquellos cercanos que podrían representar amigos de lucha, y no serlo, me confundo y entorpezco, también decirte, con un terrible nudo en mi garganta, que te esperaba un futuro terriblemente incierto, que aquel militar de ojos azules no se cansaría de torturarte hasta que exhalaras el último aliento de vida, que ya no ibas a ver crecer a tu primer hija, que no conocerías a la segunda que estaba en el vientre de su madre y que hoy es una bella colibrí, que mamá se moriría sin verte de nuevo y que no conocerías a mi hijo que lleva tu nombre.

En mi imaginario, quise alertar a muchos compañeros que estaban en ese sepelio con sus puños levantados, que los desaparecerían, que los matarían, quise gritar y decirle a Cándida del Valle, ay Cándida cuanto me dueles, Aura Vides, Héctor Interiano, Fernando García, Rolando Alvarado, Nelton Rodas y muchos otros, que se protegieran. Pero eso sólo fue en mi imaginario, jamás podré sacarte del vídeo donde estás vos y tantos queridos y entrañables compañeros que corrieron un fatídico destino por la intolerancia, por el abuso de poder y por la barbarie de las dictaduras militares de Romeo Lucas García, de Efraín Ríos Montt y de Humberto Mejía Vítores.

Cuánta razón tenías vos y muchos de esos compañeros al dedicar su vida y su intelecto para trabajar por el cambio de las condiciones económicas políticas y sociales de nuestro país; y cuanta sinrazón tenían los grupos económicos poderosos y sus testaferros los políticos tradicionales, los cuerpos policíacos y militares con la asesoría directa del gobierno norteamericano, que servilmente mantuvieron a sangre y fuego el estado de cosas imperante para sostener y acrecentar los privilegios de una minoría rapaz y corrupta, porque los resultados en Guatemala están a la vista, porque esos sinrazón le han heredado a las nuevas generaciones un país que vive una de las mayores crisis de terror y violencia, inmerso en una carnicería humana que parece no tener fin.

Los síntomas de la descomposición social se observan en los altos índices de corrupción que existe en los diversos niveles de las esferas gubernamentales, en un estado sumido en continuas crisis de ingobernabilidad, con carteles de la droga operando en el país con cada vez mayor presencia geográfica y con poder de armamento, en la continua proliferación de maras y pandillas delincuenciales, en las continuas muertes violentas de choferes del transporte urbano y sus ayudantes, en las muertes de propietarios de tiendas y sus trabajadores por negarse a pagar las continuas extorsiones que les exige el crimen organizado, en los linchamientos de personas que incluso han sido transmitidos por la televisión nacional, en los constantes secuestros por motivos económicos y políticos, en los feminicidios y en el aparecimiento de cuerpos decapitados y desmembrados.

Todo esto aunado al continuo deterioro de las condiciones sociales de la población, expresadas en el elevamiento de los índices de pobreza, la injusta e inequitativa distribución de la riqueza, la falta de empleo que origina que miles y miles de compatriotas sean expulsados económicamente del país para buscar el sueño americano, muriendo decenas de ellos al transportarse en el tren de la muerte conocido como “la bestia” para atravesar el territorio mexicano; así como los déficits en materia de seguridad social, educación, igualdad de género, discriminación y justicia, hacen que Guatemala sea tipificada como un “estado fallido”. La historia ha demostrado con contundencia cuán equivocados estuvieron y han estado los que mediante la guerra sucia exterminaron a muchos de los mejores hijos e hijas de nuestro pueblo.

La democracia aún es muy endeble en nuestro país, tiene muchas debilidades e imperfecciones, requiere cambios estructurales. Los viejos y nuevos políticos actúan como los caciques de siempre, quieren el poder para engrosar sus bolsillos como viles delincuentes y no para sacar del atraso a nuestra sociedad. Los organismos de procuración de justicia no tienen los suficientes recursos materiales y humanos para enfrentarse a las mafias del crimen organizado, ese que es el mismo de ayer, representado por militares retirados y bandoleros empresarios de la droga, vinculados a los negocios del contrabando, del secuestro y la extorsión, incluyendo las maras de delincuentes que actúan como cuerpos militares por la asesoría que reciben de sus creadores.

Hermano, poco hemos avanzado para lograr justicia en nuestro país, aún no se cierran las heridas del pasado con un historial de 45,000 detenidos desaparecidos y con más de 600 masacres de poblaciones sin que se haya castigado a los autores materiales e intelectuales de tales atrocidades. Pero estamos vigilantes y conscientes de que mientras no haya cambios profundos para cambiar esta realidad, el estallido social está latente y puede ocurrir, porque esa situación lenta y gradualmente sigue corroyendo y destruyendo a nuestra sociedad.

A pesar de esto mi querido y entrañable hermano, continuamos la lucha por mantener vigente la memoria de todos los desaparecidos, anhelamos que las instituciones de justicia profundicen en la investigación para encontrar, detener y juzgar a los responsables del genocidio en nuestro país, solo así podremos encontrarte a vos y a los otros miles de detenidos y desaparecidos.

Tu hermana.
Marylena Bustamante.

México, D.F.
Febrero de 2011, cuando las jacarandas empiezan a vestirse de color lila y se preparan para darle la bienvenida a la primavera.

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