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Desaparición forzada: delito que se actualiza todos los días.
Miércoles 8 de junio de 2011, por
Por Israel Ulram 07 / 06 / 2011
Hace catorce días, durante la Semana Nacional Contra la Desaparición Forzada, Emilio Álvarez Icaza, dictó la conferencia “¿Combatir la delincuencia cometiendo delitos?” en el Museo del Noreste (MUNE). Y aunque dos semanas implican tiempo suficiente para un tema perder vigencia en la agenda mediática, este es la excepción.
De acuerdo con el ex presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, la desaparición forzada es un delito que implica una acción de progresividad, es decir, no es un acto que empiece y termine. En una tajante sentencia, dijo que mientras no haya un documento oficial o una evidencia física que de cuenta de la persona, el delito, todos los días se actualiza.
Para aquellos que estamos poco familiarizados con temas de derechos humanos existen conceptos, a primera vista, complejos. Conceptos que al no tener claros desvían nuestra atención y provocan poco o nulo interés. Sin embargo, hay un tema con el que última, involuntaria y desafortunadamente estamos muy familiarizados: violencia.
El Maestro Álvarez Icaza expuso, por lo menos, una veintena de ideas. Sería pretencioso querer abordar todas y cada una de ellas, por esta razón destaco cuatro. Cuatro ideas que establecen, a mi parecer, un buen comienzo para comprender un tema que nos atañe a todos y del que nadie está exento.
Desaparición Forzada es un delito de lesa humanidad. En otras palabras, es un crimen contra la humanidad. El delito toma tal magnitud debido a que ocurre bajo la permisividad del Estado, bajo la tolerancia de, servidores públicos, quienes tienen por obligación garantizar bienestar. Para llevarlo su máxima expresión, este delito supone el extremo abuso de poder del Estado.
El sexenio de Felipe Calderón marca una nueva generación de desapariciones forzadas. A finales de la década de los 60 y principios de los 70, México atestiguó una serie de crímenes, sin precedentes, cometidos por el Estado. La diferencia entre esa época y hoy es la atención que presta la comunidad internacional a dichos sucesos.
Existen asociaciones como Comité Eureka y la Comisión Nacional de Derechos Humanos que a lo largo del tiempo han documentado los casos de desapariciones forzadas. Han observado una disminución, sin llegar a la desaparición, de casos; al fenómeno de incremento, dada la dimensión del problema que actualmente vivimos, se le ha calificado como nueva generación.
Se traslada la culpa a la víctima y legitima la acción ilegal del Estado. El miedo social, dice Álvarez Icaza, a través de sospechosismos y bajo argumentos como “sabe en qué andarán metidos” o “yo creo que eran bien mariguanísimos”, generan una lógica de culpabilidad social. A esta fórmula la califica como extremo delicada, debido a que es la misma sociedad quien otorga aprobación al Estado para actuar cometiendo delitos.
Monterrey, sorprendente velocidad y tolerancia social. En la lógica de la ciudad industrial número uno del País y el avance que, en todos los sentidos, tiene Nuevo León, resulta sorprendente la velocidad con la que se ha descompuesto el tejido social y la falta concreta de acciones por parte de la sociedad regiomontana.
Al día siguiente de esta conferencia se entregó en Oficialía de Partes del Congreso del Estado una iniciativa de reforma para tipificar como delito la desaparición forzada. Sin lugar a dudas, una sociedad educada y consciente de sus derechos vigilará y exigirá a las instituciones el cumplimiento de los mismos. Comenzar con pedir se agregue el delito al código penal de Nuevo León es un gran paso.
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