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No hay indicios de secuestro ni asalto; es como si se los hubiera tragado la tierra

Extraña desaparición de cuatro amigos

La extraña desaparición de cuatro personas ha llevado a sus familiares a vivir en constante angustia, y su afán de volver a verlos los ha llevado a convertirse en verdaderos investigadores ante la indolencia de las autoridades que nada hacen por buscarlos

Miércoles 22 de junio de 2011, por Hasta encontrarlos

Sin un móvil aparente, ya sea secuestro, un asalto, o un accidente, desde hace medio año se encuentran desaparecidos Enrique García Ruiz, de 50 años de edad; Alberto Alejandre Valladolid, de 32; Jaime Pérez Martínez, de 52, y su hijo Mijael Jaime Pérez Romero, de 20.

LA HISTORIA

El jueves 2 de diciembre 2010, Enrique García Ruiz sale de su domicilio ubicado en Ecatepec, Estado de México con destino a Manzanillo, Colima para comprar una plataforma de tráiler.

Enrique viaja en su automóvil Chevrolet, Chevy, modelo 2006 color gris plata con placas de circulación del Estado de México, LZZ9089, llegando en la noche al poblado de Santa Lucía de La Barca, Jalisco, donde pasó por Alberto Alejandre Valladolid, amigo y vecino de Ecatepec, quien lo iba a acompañar a Manzanillo. Alberto había viajado a La Barca junto con su mamá y su tía ocho días antes.

Al día siguiente, el viernes 3 de diciembre, Enrique y Alberto salen aproximadamente a las 09:00 horas con destino a Manzanillo; Enrique dice que va a ver si compra estufas para secar madera.

Miguel Alejandre Mendoza, padre de Alberto supo que llegaron a Manzanillo la tarde de ese viernes, porque tuvo comunicación telefónica con su Alberto, y éste le dijo que estaban buscando hotel donde quedarse. Aunque después Antonio Martínez dijo que se habían hospedado en la casa de Jaime Pérez.

El sábado 4 de diciembre, María Guadalupe Rivero Díaz, esposa de Enrique habló con él y le dijo que no le habían gustado las plataformas y que se regresaría hasta el lunes o martes porque iba a aprovechar para conocer Manzanillo.

El lunes 6, a las 20:30 horas al ver que Enrique no llegaba, su esposa volvió a llamarle y Enrique le dijo que ya iba de regreso a casa y que llegaría al día siguiente.

EXTRAÑAS COMUNICACIONES

Por su parte, Miguel Alejandre Mendoza dijo que él quiso llamar al celular de su hijo Alberto, pero no pudo comunicarse con él, por lo que habló al celular de Enrique, aproximadamente a las 21:40 horas del mismo 6 de diciembre, y éste le pasó el teléfono a Alberto.

Alberto le dijo a su papá que se encontraban bien, que llegarían por la mañana y que iban en caravana, sin darle oportunidad a preguntarle con quién, porque se despidió rápido. Dice don Miguel que esa actitud de su hijo y de Enrique fue algo raro, ya que así no se comporta su hijo y además escuchó ruido como de vasos y de mucha gente.

Esa fue la última comunicación que sus familiares tuvieron con ellos. Intentaron hablarles el martes 7, pero ya no tuvieron éxito, ya que sus teléfonos los enviaban al buzón.

El 9 de diciembre, aproximadamente a las 11:00 llegó a al despacho de la esposa de Enrique, ubicado en Ecatepec, un conocido de su esposo de nombre Daniel Guerrero, preguntándole que si no tenía noticias de Enrique, porque le había hablado José Antonio Martínez, quien estaba preocupado por Enrique ya que no le contestaba el teléfono.

Antonio Martínez radica en Manzanillo, con quien Enrique había estado viendo lo de la plataforma que le iba a vender el señor Jaime Pérez Martínez.

ÚLTIMA FOTO

Enrique García, Alberto Alejandre, Jaime Pérez, y su hijo Mijael, salieron de Manzanillo el 6 de diciembre de 2010 por la noche, a bordo del Chevy gris, una Cherokee también gris y un Atittud color rojo que no traían placas y que al parecer traían el permiso clonado; iban a tomar la carretera llamada Cuatro Caminos para pasar por Mazanitla, Jijilpan, Zamora y de ahí a Ciudad Hidalgo.

La última vez que alguien los vio en Manzanillo fue Luis Antonio Pérez Garfias a quien su papá lo había mandado a recoger un tráiler con su tío Jaime Pérez Martínez, quien envió a la esposa de Enrique una foto que se habían tomado de la reunión.

Ahí estaban Enrique, Jaime, Mijael, Alberto. Luis dijo que había estado con ellos hasta a las 14:30 horas, y escuchó cuando Jaime le decía a Enrique que se quedara y que después se irían todos juntos; Jaime iría a Ciudad Hidalgo, Michoacán, y juntos se acompañarían de Colima a Guadalajara y de ahí cada quien agarraría su rumbo. Enrique ya se quería ir, pero Jaime le insistía a que lo esperara y que se fuera con ellos más tarde. Luis no supo que decidieron porque él se retiró ya que tenía que estar Guerrero con un tráiler.

Luis les envió la foto donde aparece él con Jaime, Enrique y Mijael, que se habían tomado en el patio del negocio de Antonio Martínez como recuerdo de que estuvieron en Manzanillo.

Los vecinos dieron diversas versiones de cuándo fue la última vez que vieron el Chevy gris de mi Enrique; inclusive un trabajador de Antonio Martínez de nombre Sergio, dijo que él había visto a Jaime el miércoles 8 de diciembre en la Glorieta del Pez Vela, con rumbo a Santiago, sorprendiéndose de su desaparición y confirmando que la Cherokee traía placas de Illinois.

DESAPARICIÓN

No se sabe de ellos desde la última llamada que Miguel les hizo y en donde circulaban a la altura de Coquimatlán, Colima. Se presume que estuvieron en Tuxpan, Jalisco, en donde pretendían ver las estufas para secado de madera; prueba de ello son los extraños movimientos en un cajero automático en donde sacaron mil pesos en una ocasión y cinco mil en otra, a su esposa se le hacen raros estos retiros ya que Enrique no acostumbraba a sacar esa cantidad.

Sospechan que en ese momento podrían estar en peligro, pero también dudan ya que si estuvieran en manos de ladrones éstos no se conformarían con sacarles seis mil pesos cuando las tarjetas tenían una cantidad mayor de dinero. Después las tarjetas no se volvieron a usar más. Aunque dice Antonio Martínez que recibió a su Nextel una alerta del teléfono de Enrique como a medio día del siete de diciembre del 2010. No volvieron a saber más de ellos.

Por estas investigaciones, realizadas totalmente por los familiares de los desaparecidos, se cree que se extraviaron entre Tuxpan y Guadalajara, pero es como si se los hubiera tragado la tierra ya que nunca recibieron una llamada de rescate, y tampoco sufrieron un accidente ni los autos fueron encontrados. Un caso sumamente extraño en donde al parecer no existe ningún móvil para que ocurriera su desaparición.

AUTORIDADES INDOLENTES

Cabe mencionar que ninguna autoridad de ninguna ciudad en donde estuvieron los desaparecidos realizó investigación alguna, no les importó que cuatro personas hubieran desaparecido y sólo se limitaban a anexar a sus expedientes la información que los familiares les llevaban.

Prueba de ello es que hasta la fecha no han podido ver el video del banco donde se hicieron los retiros, a pesar de haber pedido esos videos a las autoridades desde el inicio de la desaparición.

María Guadalupe Rivero Díaz, esposa de Enrique García Ruiz; Miguel Alejandre Mendoza, padre de Alberto Alejandre Valladolid, y Blanca García , hermana de Enrique, son quienes desde hace seis meses han dejado casi a un lado sus propias vidas en su afán de encontrarlos con vida. Se han entregado en cuerpo y alma a su localización ya que aún tienen la esperanza de encontrarlos con vida.


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