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Decenas de personas desaparecen involuntaria y forzadamente cada día en nuestro país. Según cifras oficiales de la Procuraduría General de la República

Viernes 15 de febrero de 2013, por Hasta encontrarlos

Jaime Hernández Ortiz.- Decenas de personas desaparecen involuntaria y forzadamente cada día en nuestro país.

Según cifras oficiales de la Procuraduría General de la República y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, hasta el momento se encuentran desaparecidas cerca de 24 mil personas.

A estos datos hay que añadir una cifra negra de hechos no denunciados; de tal forma que las desapariciones pueden ser más que las contabilizaciones oficiales. Organizaciones civiles hablan de 30 mil desaparecidos, principalmente jóvenes y adultos; esto sin contar niños y niñas que son víctimas del delito de trata, explotación sexual, tráfico de órganos o sustracción indebida por familiares.

Tragedia nacional

Tal cantidad de desaparecidos alcanza para constituir un drama de proporciones mayúsculas. Por ejemplo, el Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas o Involuntarias de las Naciones Unidas ha tratado en treinta años más de 50 mil casos, pero correspondientes a más de 80 países de todas partes del mundo. Lo que nos dice que el tema tiene visos de tragedia nacional.

Las desapariciones en México se inscriben, sin duda, en el marco de la llamada guerra contra el narco declarada por Felipe Calderón, donde existen más de 60 mil muertos y un número indefinido de expatriados. Por lo tanto, esas desapariciones que en muchos casos se originan por levantones, no pueden ser un fenómeno aislado.

Posiblemente los mismos autores materiales e intelectuales son quienes deciden a quien desaparecen y a quien dejan mutilado o decapitado a la luz pública.

Tradicionalmente el tema de los desaparecidos se refería al de personas que decidían hacerlo por conflictos de deudas económicas o de por motivos estrictamente personales como abandonar a la pareja o la familia. Pero desde el 68 y los setenta, los desaparecidos forman parte de un fenómeno criminal más amplio y localizado, en el que ahora desaparecen de forma sistemática dirigentes sociales. Al respecto encontramos la recomendación de la Comisión Interamericana de Derechos Humano sobre el caso Rosendo Radilla que ilustra claramente como se dio este fenómeno en los setentas.

Hoy el drama alcanza a toda la sociedad. Pero no deja de llamar la atención que los desaparecidos continúan siendo miembros de clases trabajadoras y que en no pocos casos el asunto no deja de tener matices políticos.

En este contexto se da el surgimiento de nuevas organizaciones ciudadanas que exigen la presentación con vida de los detenidos desaparecidos por motivos políticos y sociales, y que se suman a las demandas de organizaciones de vieja trayectoria como el Comité Eureka.

Entre las nuevas organizaciones se encuentran el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos Hasta Encontrarlos, la Campaña Nacional Contra la Desaparición Forzada, y la Federación Latinoamericana de Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos.

Y como parte de las acciones que organiza la sociedad para exigir la aparición de familiares se encuentran las caravanas del Movimiento de Paz con Justicia y Dignidad y ahora, Madres de Migrantes, que caminan por las rutas que realizan cientos de miles de migrantes, principalmente centroamericanos, para buscar al menos noticias de sus familiares.

Crimen de lesa humanidad

Varias de esas organizaciones han denunciado que la guerra de Calderón contra la delincuencia organizada es en realidad una guerra contra del pueblo, que sólo ha desolado a los mexicanos dejándole enormes cementerios. Señalan además que la desaparición forzada y las ejecuciones extrajudiciales (expresión eufemística de viejo cuño para explicar una pena de muerte que opera de facto) son política de Estado, y que se han utilizado para justificar la represión, militarización, asesinatos y detenciones-desapariciones que son crímenes de lesa humanidad.

El gobierno federal ha asumido una postura indignante al considerar que los miles de muertos son resultado de actos de delincuentes que se matan entre sí; de tal forma que una hipótesis trasladada al tema, de que los desaparecidos se desaparecen entre sí, resulta ser una burla extrema.

Miles de migrantes centroamericanos son secuestrados y torturados, para obligarlos a trabajar en el crimen organizado, para ser verdugos y sicarios. Y otras hacen el enganchamiento o reclutamiento. De esta forma los migrantes que pasan por nuestro país, resultan ser las víctimas perfectas ya que a veces familias enteras desaparecen sin que nadie pueda reclamar por ellas. Pero con todo, existe una gran responsabilidad del Estado.

Hoy las familias viven con un dolor extremo al no saber noticias de sus familiares, ya sea vivos o muertos.

Las condiciones que impone el neoliberalismo para debilitar al ya casi de-
saparecido Estado social de bienestar, no cambiarán un ápice, y es previsible que con la llegada de Peña Nieto a una presidencia, evidentemente comprada, el problema no disminuya.

De entrada deben realizarse acciones fundamentales:

–Instrumentar programas nacionales y locales para ayudar a las familias a saber la suerte y el paradero de sus familiares desaparecidos.
–Que los gobiernos estatales y nacional asuman las recomendaciones del Grupo de Trabajo de las Naciones sobre Desaparecidos para abrir canales de comunicación entre las familias de las personas desaparecidas y las autoridades con el objetivo de resolver los casos de desapariciones forzadas, involuntarias o incluso fortuitas.
–Conformar un equipo técnico de antropólogos forenses que se aboque a la identificación de los casi 25 mil restos de personas que no han sido identificadas, así como las causas y las circunstancias de su muerte.

Memorial

Este 4 de noviembre Bordemos por la Paz en Guadalajara invita a participar en el memorial por las víctimas (muertos-desaparecidos), en el parque Revolución, desde las 12 horas hasta el anochecer.


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